Esta familia peruana es la controladora del grupo Unacem, y en sucesivas compras de complejos y plantas de hormigón y cemento ya se ha hecho de un grupo de activos, invirtiendo en total unos US$ 80 millones en el país. Vienen para quedarse, dicen, porque son inversionistas «de largo plazo». Sobre la institucionalidad, son tajantes: «Sí es algo que miramos con respeto, con prudencia, pero con optimismo de que en el mediano largo plazo las cosas se van a acomodar para bien».
«Siempre hemos visto a Chile como un país desarrollado de la región. Siempre lo hemos mirado muy de cerca, con una envidia sana» dijo este lunes en un evento en Chile Marcelo Rizo Patrón. Él es miembro de la segunda generación a cargo de uno de los más importantes grupo económicos de Perú, Unacem, un conglomerado centrado en la industria del cemento y los áridos.
Este lunes, él y la plana mayor del grupo peruano estuvieron de visita en Chile, y en un encuentro reservado hecho especialmente para clientes -donde estaban ejecutivos de las principales distribuidoras de materiales de construcción- Yolito, Chilemat, Ebema, entre otras-, dieron el vamos oficial a su operación en el país.
Es que silenciosa, pero consistentemente en los últimos años, el grupo Unacem ha ido comprando diversos activos en Chile. Con una inversión de unos US$ 80 millones, reunieron un grupo de complejos industriales que ahora les está permitiendo salir a competir en el mercado del cemento en Chile, que ha domindo por tres actores, Polpaico – BSa, Melón y Cementos Bío Bío, que ostentan entre los tres en torno al 90% del mercado nacional, que como industria tiene un tamaño de unos US$ 350 millones.
La apuesta de Unacem es llegar a tener entre el 10 y el 15% de este mercado del cemento, en unos tres años, partiendo de cerca de un 8% del mercado actual que sus activos les dan, pero considerando que aun no han llegado a su total de producción.
«Nuestro interés en Chile data de muchos años, más de 20 años»
Con presencia en cinco mercados, el Grupo Unacem nació oficialmente en 1956, año que es considerado el hito de la funcación de la compañía, al dar vida a Cemento Andino, en Perú. Su fundador es Jaime Rizo Patrón Remy, quien a sus 96 años ya está retirado de los negocios y es considerado el padre de la industria cementera en Perú. Antes, el padre de este, Antenor Rizo Patrón Lequerica, había sido empresario minero y hacendado, y tuvo una descendencia de 20 hijos, en dos matrimonios. Jaime Rizo Patrón fue su 16° hijo.
Hoy son nueve los hijos de Jaime Rizo Patrón Remy. La familia controla Unacem con 51% de la propiedad de la compañía. En el directorio de la firma participan tres hermanos Rizo Patrón de la Piedra, Ricardo (presidente), Marcelo y María Elena.
Abierta en bolsa en Perú, y con operaciones en cinco países, la firma es un grupo con ventas por unos US$ 1.400 millones anualizados y que en el Perú producen clínker, cemento y una infinidad de áridos. En la industria cementera son los mayores operadores, con el 45% del mercado. Además de su país de origen -donde además está presente en la generación eléctrica, con la firma Celepsa, Compañía Eléctrica El Platanal-, se internacionalizó. Primero, con un proyecto greenfield a Estados Unidos, que hoy conforman unidades productivas ubicadas en Arizona. Y luego siguieron la expansión por Ecuador (2014), Colombia y Chile.
Su arribo a Chile ha sido paulatino. Partieron exportando clínker, un insumo para la fabricación de cemento, por barco, dada la cercanía geográfica, a cuatro días de distancia desde Perú de navegación, lo que los hace competitivos con la producción asiática o de cualquier otro mercado, explica Pedro Lerner Rizo Patrón, el CEO del Grupo Unacem. Lerner es parte de la familia, pues su abuelo, Alfonso Rizo Patrón Remy, era hermano mayor de Jaime Rizo Patrón.
Luego, en 2014, pasaron de esa relación comercial histórica a hacer una primera incursión operativa en Chile, con la firma Preansa (Prefabricados Andinos), que es un joint venture en 50% u 50% entre Unacem y la firma española Prainsa, y que se dedica a estructuras industrializadas y elementos prefabricados (vigas, columnas, proyectos, completos, etc). Este negocio también está presente en Colombia y Perú.
Pero fue en 2018, cuando Unacem compró su primer pool de activos en Chile, al quedarse con las siete plantas hormigoneras que en ese momento vendía el grupo Hurtado Vicuña, como parte de un proceso de desinversión que había emprendido por razones de libre competencia, en el marco de la fusión de Polpaico y Cementos Bicentenario (BSA). «Fue una buena oportunidad», puntualiza Pedro Lerner.
Estas siete plantas, agrupadas en ese momento en la sociedad Hormigones Independencia, hoy en manos del Grupo Unacem -la sociedad Unicon Chile-, se transformaron en 10 complejos productivos repartidos entre La Serena y Chillán.
Y el año pasado el Grupo Unacem, en dos operaciones distintas -una a inicios del año y otra a dines de 2021-, adquirió dos plantas productivas de cementos, ubicadas ambas en San Antonio, ambas a ocho kilómetros de distancia. La primera, la adquirió a Cementos La Unión y otra a Cementos Bío Bío. Con esas compras, Unacem quedó con una capacidad de producción de cemento, en Chile, de 600 mil toneladas al año, y además con unas 300 hectáreas de canteras en Melipilla -de puzolana-, para la fabricación de cemento.
Recién integrados esos activos, la firma adoptó desde esta semana la marca comercial San Juan, en honor al lugar específico de San Antonio donde está uno de los complejos cementeros, y con ella dio el vamos oficial a sus operaciones en Chile.
Con sus distintas áreas de negocios apuestas a crecer con clientes de todos los tipos, incluido el canal tradicional, ferreterías, cadenas, y construcción, dado que hay cerca de 25 a 30 empresas chilenas de este rubro que ya operan en Perú y que ya los conocen.
Tal es la relación que incluso en el directorio de las compañías en Chile -Unicon para el hormigón y Unacem para el cemento- hay dos empresarios chilenos, Fernando García Huidobro, de Inarco y ex presidente de la Cámara Chileno Peruana de Comercio, y Guido Sepúlveda, exejecutivo de Bío Bío. La gerencia en Chile está en manos de Esteban Rojas.
«Nuestro interés en Chile data de muchos años, más de 20 años de interés, de visitas y de exploración y estudio del mercado chileno», dice Lerner, ingeniero mecánico de la U. Católica de Lima y con posgrado en el MIT, quien explica que ahora con estos activos van a afianzar la operación. Curiosamente llegan a un mercado cementero donde también hay otros dos actores peruanos: Melón, con la familia Brescia, y en Cementos Bío Bío tiene una participación Yura.
Lerner es tajante en que la situación institucional y económica de Chile no los desincentiva. «Nosotros hemos sobrevivido a expropiaciones de un gobierno militar de izquierda, nos hemos recuperado y crecido. Tenemos una mirada de largo plazo y vemos los fundamentos, y creemos que en Chile están. Es un país que puede pasar por conyunturas más o menos complicadas, pero que en el largo plazo va a salir adelante. Tiene una institucionalidad robusta. Y somos optimistas respecto del futuro de Chile» dice Pedro Lerner.
En Chile hay un proceso constitucional en marcha, hay quejas sable fallada certeza jurídica para invertir, y dificultad en algunos sectores de la Inversión extranjera.
«Vea cómo estamos nosotros en Perú también hoy. Vivimos también circunstancias de mucha incertidumbre. Sí es algo que miramos con respeto, con prudencia, no somos locos, damos pasos medidos, han sido oportunidades puntuales que hemos aprovechado, con prudencia, pero con optimismo de en el mediano largo plazo las cosas se van a acomodar para bien».
Lerner dice que en Perú, y pese a todo ruido político, el negocio del cemento sigue caminando. Tras un 2021 con récord de despachos, por la liquidez como un factor, «todavia no baja», dice. «Se espera que baje, pero todavía no lo hace. Los despachos de cemento en Perú, del primer semestre de 2022, están por encima del despacho del primer semestre de 2022, dice el CEO.
Sobre la instalación del Presidente Pedro Castillo, reconoce que «uno de los indicadores más afectados durante este gobierno ha sido la confianza para la inversión», pero el consumo ha mantenido, pues la gente invirtió más en su casa, «en ladrillo y cemento». «Esta coyuntura ha estimulado el negocio de la autoconstrucción. Sí hay un deterioro de la institucionalidad y menor predictibilidad aún. Todo es más precario». expone. En Chile, en cambio, en el segundo semestre ya notaron una baja en los despachos a nivel industria, complementa el gerente de Chile, Esteban Rojas, proyectando un 2023 «complicado».